jueves, 25 de abril de 2013

Peritajes Caligrafos.

Cada vez que escribimos nos retratamos. Incluso si anotamos nombres y números yermos en un documento de contabilidad trasladamos al papel nuestra firma invisible, que un perito calígrafo sabrá descifrar a partir del ángulo con el que se plieguen nuestros sietes y la virulencia con que estampemos los puntos de la i. 
Nadie, aseguran estos expertos, es capaz de escribir sin dejar en sus trazos los rasgos de su identidad, y por lo tanto no hay documento que resista el análisis. Ni siquiera aquel de cuya autenticidad depende que nos encontremos ante un inaudito complot al Gobierno o ante el mayor caso de corrupción de la historia de la democracia.
La verificación de los llamados papeles de Bárcenas, que la Policía Judicial requisó al diario El País y que obran en poder de la Fiscalía Anticorrupción, no seguirá un esquema distinto al de cualquier otro caso. Su caligrafía se contrastará en primer lugar con la denominada prueba de escritura, un documento de trabajo pericial que el propio Luis Bárcenas redactó esta semana en su comparecencia ante el fiscal Antonio Romero. Se trata de “varios papeles, como mínimo un par de folios, en los que la persona escribe hasta que se suelta y afloran los rasgos característicos de su letra“, explica Damián Giménez, perito calígrafo y grafólogo. En ellos redacta “un poco de todo”, tanto algunas de las oraciones y que contiene el documento original como texto al azar, ya que “lo determinante no son las frases o las palabras concretas, sino los grafemas”, es decir, letras y números.  
El análisis comienza encerrándose con uno y otro documento y analizando en primer lugar sus rasgos grafométricos, relacionados con el tamaño de la letras. En esta grafometría, que normalmente se estudia con la ayuda de un microscopio óptico, reside también la noción de proporción, una de las cualidades “infalsificables” de nuestra caligrafía, según Giménez. “Podemos variar el tamaño de las letras con facilidad, pero aun así conservan las proporciones características entre sí, ya que es algo que nuestro cerebro controla inconscientemente”, puntualiza.

 Algunos de los rasgos grafomórficos de la letra. (EC/Marc Garriga)

Algunos de los rasgos grafomórficos de la letra. (EC/Marc Garriga)
Tras el análisis grafométrico se emprende el grafomórfico, que analiza la forma de nuestra caligrafía con la ayuda, entre otros recursos, de diferentes tipos de luces. Presión, pulso, separación, dirección del trazo… Hablamos de un repertorio de cerca de 300 rasgos, explica Giménez, lo suficientemente amplio como para resistir hasta el intento de falsificación del impostor más mañoso. “El que escribe es capaz de fijarse en algunos de sus gestos y cambiarlos, pero no en todos a la vez. De hecho, cuando alguien intenta cambiar algunos de ellos descuida otros, que de este modo resultan aún más claros al perito”.





Saludos.
Isabel María Minayo Expósito
peritocaligrafojudicial.imme@gmail.com
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario